miércoles, 15 de julio de 2015

11:40 am

Las noches se estaban convirtiendo en mi peor pesadilla, no podía dormir, no me acomodaba de ninguna forma y al estirarme sentía que algo se desgarraba abajo de mi vientre. El lunes 22 de Junio  me toco revisión y el doctor me dijo que el no se comprometía a que Regina naciera después del miércoles 24 ya que todo estaba listo para que llegara. Michel me propuso que por que no me programaba para el día siguiente (martes 23).
Desde un principio estuve súper confundida si quería que Regina naciera por cesárea o por parto vaginal. En el momento que tuve que tomar la decisión seguía en las mismas y recuerdo que llore en el consultorio por que mi cabeza daba tantas vueltas y no sabia que hacer. Lo único que pude decir es que lo pensaría (algo ilógico lo se, ya que tuve nueve meses para hacerlo) y me pondría en contacto con el doctor. Esa noche como otras anteriores no pude dormir y era tanta mi desesperación que me estaba inclinando a la idea de programarme, para ser mas breve la historia le comente a michel mi decisión el me apoyo y me puse en contacto con el doctor diciendo que si no me daban los dolores antes del jueves me programara para el viernes a primera hora. No llegaron los famosos dolores entonces supe que el viernes tendría que estar  a las 8:00 am en la clínica.
La noche del jueves Michel y yo  cenamos temprano (por aquello de que tenia que tener 12 horas de ayuno) nos dormimos tarde, alistamos las cosas para Regina y las mías, platicamos, los dos estábamos muy tranquilos, dormí una hora y a las 6:45am desperté a Michel. Pase a casa de mis papas a despedirme de ellos y nos dirigimos a la clínica. 
Al llegar a la clínica nos estaba esperando mi madrina, por cierto ella se mostraba mas nerviosa que nosotros y es que a decir verdad yo  no estaba nerviosa, estaba como en otra órbita me sentía muy desorientada. Michel fue a recepción  y una enfermera fue por mi y me indico que me quitara toda la ropa y me pusiera una bata, de esas que se te ven las nachas. Me acosté en una cama increíblemente cómoda por aquello que puedes bajar y subir el respaldo.
La enfermera entro con una bolsa de suero  y una aguja bastante grande y gruesa,  a partir de ese momento mi Mitzi que llevo dentro empezó a hablarme  y decirme frases como "Tu puedes", "Nada de llorar", "No duele", "Todo va a estar bien", "Ya la vas a conocer", "Llego la hora de demostrar de que estas hecha", "Ahora si demuestra ese carácter que tienes", entre otras. Y bueno pues si me dolió y mucho. Para distraer un poco el dolor le pregunte a la enfermera que a que hora llegaría el doctor Omar (el Doc. que me estaba atendiendo) y ella me respondió muy fresca "el doctor Omar hoy no viene", en ese momento quería arrancarme el suero y salir corriendo de ese lugar pero enseguida pasaron Michel y mi madrina y me calmaron.



Aproximadamente a las 9:30 llego mi doctor y sentí un gran alivio, platicamos un poco y me dijo que solo esperaríamos a la anestesióloga, recibí algunas llamadas, platicamos un poco y dieron las once de la mañana,  entro el doctor diciendome que había llegado la hora, en ese momento mi corazón empezó a latir mas rápido  Michel se acerco a mi me dio un beso en la frente y me dijo "Hechale ganas, aquí las espero".
Entré a quirófano y había muchas personas con trajes chistosos que cubrían hasta sus zapatos, me dejaron con la anestesióloga y con una enfermera y empezó a explicarme lo de la epidural, cuando comenzó a hablar yo la escuchaba muy lejos, les digo que andaba bien desorientada. Me acostó y me puso en posición para recibir la inyección y mi Mitzi comenzó a motivarme, sude mucho en ese momento de verdad MUCHO. Escuche que la anestesióloga me dijo !Listo!, yo estaba tan impresionada por que no me había dolido NADA, pensé que me había mentido y aun faltaba lo peor pero no fue así. Entraron todos los médicos y el doctor me dijo te puedes dormir si gustas, obviamente no pude de hecho empezamos a platicar de cuanto duraría la cirugía y esas cosas cuando sentí que ejercían presión en mis costillas y fue ahí a las 11:40 am cuando escuche a Regina llorar y al mismo tiempo las lágrimas corrían por mi cara.


Estaba ansiosa por verla, pregunte que si todo estaba bien y no me respondieron, uno de los doctores me regaño que por que casi no tomaba agua yo le respondí que si que tomaba al rededor de dos litros y medio al día, lo que me contesto me preocupo aun mas ya que me dijo que se me estaba acabando el liquido, pregunte por segunda vez que si mi hija estaba bien, y nadie me respondía, recuerdo que trataba de moverme pero mi cuerpo o al menos de mi cintura para abajo no sentía nada. Enseguida me llevaron a Regina, y eso no lo podré explicar, fue algo tan increíble, verla toda inchadita, toda linda,  ya estaba ahí conmigo, mi hija, mi frijotilo, mi Regina. Naciendo con un peso de 3460 gramos y midiendo 52 cm. 
Se la llevaron, acabaron conmigo, me llevaron a mi habitación y enseguida llego Michel me beso y estaba llorando, me agradeció mucho y me dijo  cuanto me amaba, ese momento lo atesoro mucho, ya que le pregunte si ya había visto a su hija y me dijo que no que primero había ido conmigo para ver como estaba. 
Bueno después de eso ya se imaginan muchas visitas, muchas felicitaciones, y yo de verdad que me sentía increíble, a mi experiencia siento que me asustaron mas de lo que es. 


Y es aquí donde empieza el verdadero reto de ser mama. 
Pero ya les iré contando como me va. 
Gracias por leer.